06 abril 2008

Viajar, que maravilla



Todo el que me conozca, sabra que suelo tener paciencia cuasi infinita. Pero hay pequeñas y extrañas ocasiones, en que se me acaba, y mis viajes de mi ciudad a la de mi universidad es uno de los casos.

Resulta especialmente exasperante llegar un domingo, con el rato de viaje que te has pegado, salir de la estacion, y primero tener que lidiar con las infinitas obras a la salida, dejando un magnifico paso para la gente que va a pie. Se nota que piensan en nosotros, y para ahorrarnos el dinero del gimnasio, nos hacen subir y bajar de la acera no una, sino hasta 4 veces!, resulta especialmente maravilloso cuando llevas una maleta que va a petar y que pesa mas que tu madre, mas la mochila, mas el portatil; sin embargo, parece que por fin se dieron cuenta del problema, y se les encendio la luz: "Vamos a hacerles una rampita para que suban la acera" pero parece que el cemento va caro y solo les dio para hacer una. Ademas, necesitamos que nos pongan un semaforo, ya que dos personas que vayan de frente no pueden pasar a la vez por esos magnificos pasos.
Y eso que yo no soy de los que necesita cojer el autobus en la estacion (mas que nada porque son tan majos que ni pasa el que yo necesito por la estacion), pero los que si necesitan, se tienen que apelotonar en una interminable fila, que, gracias a las obras, se queda la mayoria en la carretera esperando a que nadie les pase por encima. Ademas esta parada sufre del maravilloso hecho de que paran varios autobuses, pero solo una fila; si llega el tuyo, y los demas de delante van a otro autobus, e intentas pasar, te ganas los gritos e improperios de la gente, para posteriormente pasar por el minihueco para llegar a la microacera donde para el citado bus, y que se te atasque la maleta en la grava, para cuando te quieres dar cuenta tu autobus ya se haya ido.

Una vez hemos conseguido lidiar con las obras y pasar los 20000 semaforos. Llegamos a la parada y a la espera del magnifico autobus que me llevara a casa. Ahh, ese magnifico autobus, cuya cadencia es de 8-10 min, y normalmente y si tienes suerte es de 25-30 min. ¡ Que maravilla es pasarse el rato esperando en la parada 30 min (si hay suerte) mientras entras poco a poco en crioestasis debido al frio helador mientras la parada se va llenado de pequeños señor@s mayores !.

Y por fin llega el autobus, ¡ pero no !, este va petado, y no para, asi que te toca esperar otros 20 min. Cuando por fin dices, "este es el bueno, mira que poca gente lleva", se produce la avalancha de señor@s mayores, igual que si estuvieran en rebajas, que a voz en grito "¡ Corre ! ¡ Antes de que los de las maletas nos quiten el sitio !", te empujan para pasar ellos primero y se colocan en el unico sitio de todo el maldito autobus donde puedes dejar las maletas sin molestar. Asi que te toca, quedarte en el pasillo, aguantando el equilibrio para no irte a cascala con la maleta en la primera curva, y sin dejar pasar a la gente que va entrando y que te mira mal, seguramente pensando improperios variados hacia tu persona.

Ademas, tenemos que tener en cuenta otra variable: el conductor del autobus. Nose si lo hace por joder, o porque el autobus funciona asi (prefiero pensar lo segundo), pero la mayoria de las veces pega acelerones y frenazos, que o eres hulk, o contando la maleta+mochila+portatil+microhueco te la pegas. Pero no solo eso, yo nose si los conductores cobran dependiendo de la gente que llevan; pero es de escandalo el que el autobus vaya a petar, vayamos como sardinas en lata, asandonos, y el conductor siga metiendo gente: "Por favor, pasen a la parte trasera del autobus, gracias" ..... "Pero si ya no hay sitio coño! deja de meter gente que no cabemos!"

Tras lo que normalmente suelen ser de 20-30 min de agonico viaje apretado, sudando y manteniendo el equilibrio, por fin consigues llegar a tu parada y alli comienza la odisea de salir del autobus, por que claro, al ir petado, tienes 200 personas delante tuyo que necesitas saltar para poder llegar a la puerta, tras haber hecho malabares, haberle pegado con la maleta a 4 o 5 personas, consigues bajar del autobus.

Es en ese momento cuando por fin vislumbras tu casa, cuando piensas "Viajar, que maravilla", o no.

2 comentarios:

shinobiHitokiri dijo...

Deberías empujar a los ancianos que te empujen a ti a la carretera. Porque vale, tú vas cargado y tal, pero sigues siendo más rápido y más fuerte, con lo que puedes proyectarlos contra el cristal del autobús.
Con todo, menos mal que el 42 pasa por mi casa casi vacío :D.

Adriwankenobi dijo...

Sustituye "Huesca" por "Utebo", "Estación Delicias por "Parada del casetero" y "cada semana" por "todos los días dos veces" y este artículo podría haberlo escrito yo perfectamente. ^^